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INFLUENCIAS DEL CONTEXTO PRESENTE 

La recepción estética[8] del espectador está ligada al contexto donde se encuentre. Los factores económicos, políticos, culturales y ambientales, como lo mencionamos en el capítulo titulado Ritual, son fuerzas sociales negativas que condicionan un cuerpo y pensándolo en términos colectivos, condicionan la visión y el percibir del público. Schechner (2012) nos habla de la conducta restablecida como la disposición de códigos en el espectador, estructurados desde la sociedad.

 

La conducta restablecía son nuestros procesos mentales de recepción, un sinnúmero de signos “adiestrados”, conductas que están inscritas en nuestro medio, inmersas en el lenguaje, “es el proceso clave de las formas de actos representacionales en la vida ordinaria […] es ‘yo comportándome como si fuera alguien más’ o ‘como se me dice que debo comportarme’, o bien ‘como lo he aprendido’” (Schechner. 2012. p. 69). La mayoría de veces, esta conducta restablecida se vuelve inconsciente en nuestra mente, pero es clara la manera como modifica nuestra disposición mental y hasta corporal al momento en que sabemos que vamos a ir al teatro, independientemente del drama que exista en la obra, al teatro se va de ante mano, con la idea de un impacto estético, queremos sentir y hacer sentido, pero también “hay unas ‘reglas del juego’, ‘etiqueta’ o ‘protocolo’ diplomático” (Schechner. 2012. p. 69). Al teatro se va, con la mesura aceptada por la sociedad. Esto cambia drásticamente la impresión en nuestros sentidos, pues es la conducta restablecida quien determina cómo asumimos lo que presenciamos o vamos a presenciar.

 

Entonces, la conducta restablecida está sumida como fuerza preponderante en el actuar y percibir sensorial de una sociedad. Además, está implícita en el imaginario colectivo y éste, con todas sus creencias y situaciones, es el que restringe las pretensiones que se escenifican en el teatro; aparte de la intensión transgresora, una obra solo podrá percutir y estar en constante función, cuando la percepción cultural del medio donde se encuentra, tolere las visiones que se quieren manifestar. Por lo tanto, nuestro entorno afecta también lo que deseamos ver en el teatro.

 

Escena en la obra Sur le concept du visage du fils de Dieu de Romeo Castellucci. En la obra hay una proyección constante del rostro de Jesús (católico), el cual es “transgredido” en varias ocasiones. En una de sus escenas, el actor tiene un encuentro erótico con esta imagen, él besa los labios de Jesús; también,  varios niños (actores) le tiran granadas y al final, le tiran pintura de manera “despectiva”. Esta obra fue realmente polémica en París, cuando se presentó en el año 2011, hubo varias manifestaciones afuera del teatro  y fueron acusados de Cristo fobia.

Tomada de: http://www.evene.fr/theatre/actualite/les-cathos-integristes-ne-quittent-pas-la-scene-644544.php. (16\10\2013)

Ahora bien, hablemos de nuestro panorama actual, que como lo explicamos anteriormente, sería la fuerza condicionante para el espectador actual.

 

En general, nuestro contexto presente se enuncia en una complejidad de asuntos y visiones múltiples; estamos en el tiempo de la posmodernidad, no hay verdades universales, y tampoco falsedades ciertas, en este horizonte, “todo es posible”.

 

La economía, está posicionada desde la globalización, los países se han llenado de pactos y alianzas de políticas económicas con carácter internacional. Hemos perdido desmesuradamente los arraigos culturales, estamos en el auge del capitalismo tardío y ahora, todo se compra y se vende; ya no debemos conformarnos con algo, todo lo podemos tener. Los medios de comunicación son sensacionalistas, abrumadores, nos saturan de información; la dromología se permea en nuestros hábitos y no hay tiempo para asimilar ni reflexionar, solo para re-producir. La tecnología ha cambiado el modo en que vivimos, nuestro ser ha sido virtualizado; los aparatos tecnológicos se convierten en prótesis o extensiones del cuerpo, ya no tocamos, ni oímos, ni vemos, ni sentimos de la misma manera, ya no basta con la eficiencia de nuestros órganos, queremos ver más que lo que pueden nuestros ojos o escuchar más que nuestros oídos. 

Performance del artista Stelarc.

Tomada de: http://www2.warwick.ac.uk/services/

communications/medialibrary/images/may2011/robot1.jpg. (16\ 10\ 2013)

Las nuevas vanguardias entran en estado de crisis, “todo puede llegar a ser arte”, motivan el pastiche[9] y no hay compromiso ni reflexiones profundas. La oferta religiosa nos cautiva con innumerables tipos de prácticas espirituales. Es la sociedad del entretenimiento, como si el aburrirse fuera para primitivos. Ya no son suficientes los ritmos de vida naturales, se necesita del espectáculo en todas las actividades cotidianas, “optamos” por otra realidad, una sobreexcitación de estímulos; y ahora, vivimos en constante simulación[10], ya no sabemos lo que es real o imaginario, lo “falso” produce verdaderos síntomas, hemos generado hiperrealidades: maximizaciones de un trozo de realidad; hemos llegado al punto de volver la vida un simulacro, que ni siquiera tiene en algún tipo de realidad.

 

Todo lo anterior nos hace pensar que el cuerpo actual, es un cuerpo agobiado, realmente fatigado. El medio actual le ha creado necesidades que nunca antes habían existido, lo ha mitigado con el aprendizaje de nuevas formas de vida, ha negado su estado creativo y por eso, las fuerzas de divinidad cósmica están erradas o completamente anuladas.

 

 El espectador actual, ha digerido esos mecanismos anestésicos del ahora, pero también, se ha manifestado en acto de conciencia y ha buscado salir de esas fuerzas dominantes que oprimen sus instintos y deseos.

 

 

SUJETO ACTIVO DEL DRAMA

En la actualidad, el arte contemporáneo ha desnudado las pretensiones que tiene el espectador, se ha vuelto cómplice de él, en el afán de sentir algo distinto, de querer salir de su monotonía, tal vez, afirmar sus fuerzas, querer llevar su cuerpo a extremos, retarse, saber realmente lo que es capaz de resistir. Esa iniciativa de crueldad, la comparten plenamente y se atraen para seducir los órganos y los llevarlos al límite.

Ejemplo del arte contemporáneo: Instalación de Marco Evaristti, invita al espectador accionar licuadoras que contienen peces y agua. La tarea o más bien, el dilema ético de matar o no al pez, es dejado libremente al público y esto hace que el espectador se convierta en sujeto activo y actuante de la obra.

Tomada de: http://www.emol.com/mundografico/arte-y-cultura/490675/peces-licuadoras.html?G_ID=2181&F_ID=490678. (17\ 10\ 2013)

El teatro contemporáneo, tiene la difícil tarea de exponer discursos con los que el espectador actual se identifique; debe mostrar un teatro exuberante para la recepción de los sentidos, pues hoy en día, entra a competir con el cine, la televisión, el internet y demás formas de entretenimiento. El teatro actual debe construir un híbrido para hablarle al público en su nuevo lenguaje, no debemos considerar al teatro retrógrado, porque es allí donde el teatro mismo pierde todo sentido de elocuencia, comienza a ser fuerzas negativas que condicionan y no hay una respuesta positiva y creativa. 

Escena de la obra La Belle et la bête de Lemieux Pilon 4D Art, ellos utilizan hologramas para construir las plástica escénica, además, en ocasiones esos hologramas están sobre los actores y eso permite expandir el cuerpo, atomizarlo y volverlo algo inhumano.

Tomada de: http://cambridgesciencefestivalblog.blogspot.com/2012/11/from-spark-to-hologram-timeline-of.html. (17\10\2013)

El teatro contemporáneo también ha dado respuesta al espectador en el gusto de vivir la ficción. Como dicen Asunción López y Varela Azcárate en su artículo El gusto del público: la magia digital (2008), “la audiencia juega a ser parte de la ficción, pero no olvida nunca que se trata de una ficción y la conciencia de la irrealidad práctica de lo representado permite su participación psíquica y afectiva” (López y Azcárate. 2008. p. 69). El teatro en su tarea de seducción, hace que el espectador se proyecte, se vuelva un sujeto activo en postura de observador y viva en “carne y hueso” los procesos corporales del drama. Además, el acercamiento estético es muy común en el teatro actual y esto ayuda a que el espectador activo tome el rol de participante, independientemente de la idea de intervenir en la puesta en escena.

 

A nivel catártico, el teatro contemporáneo es el lugar cruel propicio y seguro para encarnar la catarsis; le permite al espectador cierta distancia que hace posible revivir la emoción con tranquilidad, no es para él, un espacio amenazador; protege la voracidad del público actual por querer complacer sus angustias, sus traumas y más recónditos miedos; el teatro a diferencia del psicoanálisis, es peligroso, pues no promete la purificación o sanación del cuerpo y espíritu, deja que el placer “destructivo” del espectador sea quien de juicio de lo que se experimenta. 

[8] Entendamos este término primordialmente, como la impresión o el impacto que se genera en el espectador, a partir de estímulos expuestos en una obra. Para Patrice Pavis, la recepción estética es “la interpretación de la obra por el espectador o el análisis de los procesos mentales, intelectuales y emotivos de la comprensión del espectáculo” (Pavis, 1998 p.404).

 

[9] Concepto y técnica que surge del posmodernismo y su dinámica es tomar elementos de diversos estilos y autores abiertamente y sin responsabilidad alguna.

 

[10] Teoría de los modos de realidad de Jean Baudrillard (simulación, hiperrealidad y simulacro).

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