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INDICIOS DE LO CONTEMPORÁNEO EN EL TEATRO

Y PROVOCACIÓN DE LA CRUELDAD

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El teatro ha tenido grandes transformaciones en su estructura, desde finales del siglo XIX, el esquema climático de Donato [5], las dicciones grandilocuentes y formas aristotélicas ya no eran necesarias; se preocupaban más por el naturalismo, la metafísica y poder ofrecer una creación realista: el comienzo de nuevas reflexiones que generarían el rompimiento de la estructura clásica en el teatro.

 

En el siglo XX, surge la figura del director artístico, la plástica escénica [6] comienza a tomar fuerza, cada vez es más significativa la interpretación que se le da al texto dramático, se adopta nuevamente la configuración del ritual en la práctica y la puesta en escena se revela de manera experimental. Es este siglo, el escenario de los grandes cambios que dan pie a lo contemporáneo en el teatro, más específicamente en la segunda mitad de éste.

 

José Antonio Sánchez menciona en su artículo El teatro en el campo expandido (2007), que

 

El teatro no fue considerado arte hasta principios del siglo XX […] una serie de directores escénicos se empeñaron en reivindicar para sí la condición de artistas y en aplicar las ideas sobre la autonomía propias de la música y, posteriormente, de la pintura, al teatro (Sánchez. 2007. p. 1).

 

Al ser estimado de manera tardía como arte, se evidenció su carácter dócil en muchos de los cimientos; por ejemplo la plástica escénica, vino “de artistas visuales o músicos que proponían su propia concepción de teatro” (Sánchez. 2007. p. 1). También, muchos directores escénicos y actores lo abandonaron para tener una mayor autonomía, un “teatro parateatral”, lo cual llevó a una crisis de unidad y estabilidad. La academia aprovechó esa debilidad e institucionalizó el teatro, lo volvió tan denso e impenetrable que muchos optaron por nuevas definiciones como: “<veladas>, <acciones poéticas, musicales y visuales>, <happening>, <performances>, <artes vivas>, <live art>, <teatro postdramático>, <teatro en el campo expandido>, <teatro relacional> o <teatro sin teatro>” (Sánchez. 2007. p. 1).

 

Entendamos pues, que para hablar de teatro contemporáneo, se debe retomar conceptos desde el siglo XX hasta la fecha. Su práctica en este espacio temporal se ha visto poco vigilada, aún más en la actualidad. El carácter de la escena es ecléctico, las manifestaciones artísticas se trastocan y entre la danza, la instalación, las artes plásticas y el teatro ya no hay límites, la escena se convierte en un juego transdisciplinar, flexible, moldeable; la frontera de realidad-ficción es inútil. Quiere “anular la dimensión espectacular [querer manifestar discursos transgresores] e invitar al espectador a una participación física […] extrema.” Sánchez. 2007. p. 4).

 

En este tiempo, se han originado varias configuraciones de pensamiento para concebir el teatro, unas de las más importantes son [7]: el teatro épico que se enfoca a dictaminar un planteamiento político y sus mayores exponentes son Konstantin Stanislavski y Bertolt Brecht; el teatro del absurdo que rechaza toda conciencia de realidad en la escena, busca cuestionar lo absurdo de la existencia y explora el mundo de los sueños; el realismo poético que muestra conflictos naturales y realistas pero expuestos en un lenguaje poético, sus dramaturgos más destacados son Tennessee Williams y Federico García Lorca; y por último, y para nuestra percepción, la idoneidad del teatro contemporáneo: el teatro de la crueldad, “maquinado” por Antonin Artaud quien plantea hacer del teatro, un acto de crueldad.

Escena de la obra Los Cenci (1935). Primer acercamiento escénico al teatro de la crueldad.

Tomada de: http://urbanocio.wordpress.com/2012/11/26/time-line-audiovisual/. (10\08\2013)

No confundamos la idea de crueldad como una acción terrorífica, sanguinaria o insensible, todo lo contrario, para Artaud, la crueldad se expresa en hambre, de ser, de sentir siendo, de transformación, de impulsiones inconscientes, de ambición por llevar nuestro cuerpo al extremo.

 

Este director escénico y actor francés en su libro El teatro y su doble (1978), plantea “crear una metafísica de la palabra, del gesto, de la expresión” (Artaud. 1978. p. 102), de penetrar la sensibilidad y generar una percepción más intensa, de buscar el sentido cósmico de la vida y retomar las expresiones rituales. Nos declara que los preceptos del mundo se deben “replantear orgánicamente”, a partir del teatro, debemos ver al hombre en su estado metafísico, al igual que su contexto, los objetos y las cosas; dice que “sólo así, nos parece, podrá hablarse otra vez en el teatro de los derechos de la imaginación” (Artaud. 1987. p. 104). El hombre debe renovar su disposición poética frente a la realidad.

 

Además, manifiesta que en cada obra debe existir un acto de crueldad y que,

 

El teatro sólo podrá ser nuevamente el mismo, ser un medio de auténtica ilusión, cuando proporcione al espectador verdaderos precipitados de sueños, donde su gusto por el crimen, sus obsesiones eróticas, su salvajismo, sus quimeras, su sentido utópico de la vida y de las cosas y hasta su canibalismo desborden en un plano no fingido e ilusorio, sino interior (Artaud. 1978. p. 104).

Escena de la obra Marat Sade, representación del Teatro Libre. Peter Weiss dramaturgo alemán, influenciado por Artaud, fue unos de los exponentes del teatro de la crueldad más representativos y esta obra, es una de las más polémicas e importantes de su repertorio.

Tomada de: http://el-triciclo.com/2012/06/14/marat-sade-y-el-espacio-del-caos/. (05\11\2013)

Esto último lo entendemos a nivel general en el teatro contemporáneo, como el gran apetito de provocar al público: retarlo, excitarlo, molestarlo, volver al espectador en un sujeto activo, catártico y hacer de la escena una experiencia visceral; desacomodarlo hasta el borde excesivo de generarle una impresión estética, potencialmente existencial. 

 

Escena de la obra XXX de La Fura dels Baus. Esta puesta en escena es definida como “Porno duro en el teatro”. La mayoría de las escenas son actos sexuales con diferentes actores de la misma obra; en la parte posterior del escenario hay una macropantalla, la cual proyecta un close up de lo que se está viviendo en las tablas.

Tomada de: http://www.lafura.com/web/cast/obras_ficha.php?o=78. (06\11\2013)

Escena de la obra XXX de La Fura dels Baus. Aquí se evidencia el gran acercamiento que tiene la obra con el público y claramente se exhibe el apetito del teatro contemporáneo por retar al público, sacarlo de su comodidad y en este caso, hasta de su intimidad y hacerle sentir nuevas experiencias.

Tomada de: http://www.lafura.com/web/cast/obras_ficha.php?o=78. (06\11\2013)

[5] Elio Donato (s. IV d. c) fue un gramático y retórico romano. Su aportación al teatro es el Arco dramático o Esquema climático, se trata de un plano cartesiano: “X” como intensidad emocional del público y “Y” como el paso del tiempo en la obra. Para Donato hay tres momentos: el Protasis (el inicio y presentación de la obra) el Epitasis (incidente en la obra e inicio del clímax) y la Catastasis (final del clímax y también de la obra).
 

[6] Escenografía, vestuario, iluminación y attrezzo.

 

[7] No ignoremos el hecho de que lo contemporáneo aún suscita en la actualidad. Hoy en día, se están manifestando y engendrando nuevas nociones y formas del teatro como las que expone Peter Brook, Alberto Villareal, la compañía de teatro Mummenschanz, entre otros más. 

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